Un entrada reciente de Marcela ("Lo que hacemos juntos") me ha traido a la memoria una preciosa historia que encontré por casualidad mientras buscaba inspiración para vestir a los habitantes de mis casas de muñecas. Fue en la página del " Museum of Childhood", que recomiendo que visitéis si os gustan los juguetes antiguos y el sabor de otros tiempos. Es una historia que ilustra el amor abnegado de una madre y por otra parte ... es una buena lección de reciclado!! ( y de los recursos que tenemos las mamis...).
Este vestido fue hecho para una niñita llamada Jane en 1944. Jane recibió una invitación sorpresa para ir a una fiesta de cumpleaños, pero no tenía ningún vestido especial que pudiera ponerse para la ocasión. A esta altura de la Segunda Guerra Mundial las fiestas infantiles no eran nada frecuentes. Había escasez de alimentos y muchos niños eran separados de sus amigos y de sus familias para ir a lugares más seguros. Era muy difícil comprar ropa bonita porque era muy cara y la madre de Jane no podía permitírselo;tendría que haber usado una barbaridad de cupones de racionamiento para poder comprar un vestido para su pequeña.
La noche antes de la fiesta, cuando la niña ya dormía, su madre sacó el costurero y todos los retales que pude reunir y se puso manos a la obra. Se pasó toda la noche cortando pedacitos y cosiéndolos unos a otros y a la mañana siguiente allí estaba el flamante vestido de patchwork listo para la fiesta de cumpleaños. El vestido forma parte de la colección del Museum of Childhood ... una auténtica maravilla!!
3 comentarios:
guau! y encima a mano!! es precioso el vestido y preciosa la historia!
gracias por contarla :-)
1beso
Precioso vestido por todo lo que lo rodea. Yo recuerdo varias noches sin dormir cosiendo disfraces para mis muchachos... pero no me quedaban así de bien ;-D
A mi como siempre se me viene a la cabeza un cuento... uno chino que habla de unos monstruos que robaron el sol, y un hombre salio a buscarlo... los demás le dieron cada uno un trocito de sus trajes y con eso le cosieron un abrigo... y ese abrigo lo protegía del frío y del calor, del agua... y de la soledad.
Más besos,
Gracias, me alegro de que os haya gustado. Ipe, podrías añadirla a tu repertorio, seguro que contada por ti esta historia sonará mucho mejor. besitos
(Marce, tu mantita no tiene nasda que envidiarle)
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