Me encantan las clases de naturaleza "in situ". No hay nada como agudizar los sentidos y aprender a escuchar los sonidos del campo, a ver lo diminuto, a advertir lo aparentemente invisible, a distinguir entre lo que a simple vista es igual.... pero no lo es. Es un buen ejercicio que yo he aprendido a disfrutar gracias a mis hijos y a nuestras salidas al campo o actividades "outdoors" como a veces las llamamos.Donde antes veía pájaros ahora distingo entre un carbonero, un colirrojo,una lavandera etc...¿no es una maravilla?. Lo mejor de todos es que Sergi con tan sólo cinco años ya distingue más aves o insectos que la mayoría de adultos. No hay nada como disfrutar de lo que la naturaleza nos ofrece y conocer más del Autor de la creación.
Y todo esto viene a cuento de una preciosa excursión que hicimos mis hijos y yo muy cerquita de casa, por un itinerario que atraviesa un ecosistema dunar. Aparte del paseo, que ya es un premio en sí, pudimos conocer detalles de la fauna y flora que habitan estos paraje gracias a los cartelitos que hay lo largo del camino. Subimos a una torre de observación desde donde se veían las salinas. Sergi quería saber como se extraía la sal y para qué se usaba. Lo más bonito de la excursión fue ver a mi hijo mayor Elías explicando a Sergi sobre lo íbamos encontrando, con dedicación y paciencia. Al acabar el trayecto Sergi exclamó satisfecho."Tete, eres el mejor maestro de la naturaleza, contigo se aprende más que en el cole", después de lo dicho a Elías no le quedó otra más que abrazarlo. Después de las babas que me cayeron , el ecosistema ha sufrido un severo cambio...jajaja. Os dejo unas fotos del paseo.
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